Existe una tendencia a eliminar normas restrictivas
En España los animales no pueden estar en cocinas ni supermercados, pero sí en bares y restaurantes donde se sirven alimentos
En España uno de cada tres hogares convive con un animal de compañía. En el caso de los perros, lo más habitual es pasear conjuntamente y aprovechar la realización de actividades cotidianas. Sin embargo, los acompañantes de cuatro patas se encuentran con muchas limitaciones a la hora de entrar en los establecimientos, ya que la normativa establece que en los locales comerciales donde se elabora comida, se vende o se almacena, los animales no pueden entrar.
La única excepción son los locales de restauración (restaurantes y bares) que dejan a la legislación municipal la capacidad de decidir si los perros pueden o no acceder. Esto genera grandes diferencias en España, pero en general las grandes ciudades tienen tendencia a ser más dog-friendly. Y la verdad, es que en casi todos los municipios los ayuntamientos dejan que sean las mismas personas dueñas de bares y restaurantes las que tengan la última palabra. Aunque existen excepciones como Aragón y ciudades como Melilla, Santander o Pamplona donde se prohíben explícitamente la entrada por norma general.
La buena notícia es que los últimos años se revierte la tendencia a mayor permisividad de acceso en los establecimientos.
Y esto es una muy buena noticia teniendo en cuenta que el 40% de los hogares tienen al menos una mascota. En Austria, Alemania o Suiza, y recientemente en España, en los códigos civiles se dejan de considerar a los animales cosas y se les pasa a considerar seres sintientes.
Poco a poco se avanza en la inclusividad de los animales de compañía, y en esa línea unos de los proyectos en el que está trabajando la nuestra Fundación es la creación de un directorio Pet Lover para identificar la gran red de establecimientos en los que los animales de compañía pueden entrar.